Teniendo como premisa que el nuevo Museo Juan Soriano albergaría la importante obra del artista mexicano Juan Soriano, los proyectos participantes de destacados despachos mexicanos en el concurso nacional han respondido directamente con el entorno y sobre cómo involucrar la obra plástica del artista con la comunidad. La propuesta del despacho AT103 busca articular dos zonas de la ciudad de Cuernavaca por medio de un planteamiento formal de muros y entradas de luz, patios y salas.
Más información e imágenes a continuación.
Descripción de los arquitectos:
El MUSEO COMO PARTE DE LA CIUDAD.
El sitio del Museo Juan Soriano se encuentra ubicado en centro de la ciudad de Cuernavaca, en el estado de Morelos.
Ocupa un extremo que pretende generar un flujo cultural que inicia en el Jardín Borda y termina en este predio naturalmente consolidado. Un eje que inicia en un jardín y termina en otro jardín. Un gesto arquitectónico que permitirá mostrar con sensibilidad la obra de Juan Soriano así como lo particular y especial de Cuernavaca: el clima y su vegetación.
EL MUSEO COMO PROLONGACIÓN DE UN EJE CULTURAL
La forma inicial del museo sigue una acción que prolonga la calle para conectar dos zonas de la ciudad. Funciona así como un pasaje que, empezando al nivel del acceso, corta a través del terreno y se abre a los distintos espacios que alojan el programa hasta llegar a la otra calle que también sirve de acceso al terreno, en un nivel más alto.
EL MUSEO COMO RECORRIDO
El pasaje que organiza la distribución de los distintos espacios del museo permite recorrer el terreno de un extremo a otro, siguiendo una pendiente ligera hasta conectar con el sistema de circulaciones verticales —escalera y montacargas— en el área de exposiciones, auditorio y talleres. El recorrido permite conectar los distintos programas del museo de manera que funcionen en conjunto pero con independencia.
EL MUSEO SIN BARDA
Cuernavaca se convirtió en una ciudad de bardas, detrás de las cuales se adivinan magníficos jardines. La barda no es en sí un elemento negativo, pero la suma de bardas en un barrio o ciudad terminan por generar espacios aislados, de un lado, y calles muertas, del otro. Hacer que la barda del terreno funcione no como un límite cerrado sino como un espacio que al tiempo que permite controlar el acceso al terreno lo facilita. El pasaje también se entiende como un muro habitado que, al ensancharse, organiza los distintos espacios que conforman el programa del museo.
EL MUSEO COMO JARDIN
Conservar el jardín. No tirar un árbol. No perder ningún área del jardín. Construir donde ya se había construido. Construir con el jardín y no sólo en el jardín. El edificio es tanto una excavación como una construcción: abre el terreno ahí donde no hay árboles y se abre él mismo a nivel de suelo al jardín. Es casi un corte arqueológico en un jardín preexistente: lo organiza y revela como parte del espacio de exhibición, tanto como las salas.
EL MUSEO COMO MARCO Y SOPORTE
Más que como un ícono, el edificio se presenta como soporte y marco para aquello que permite exhibir. Son jardines, muros y entradas de luz, patios y salas que juegan con distintas alturas y entradas de luz, dándole su lugar a la obra.
Arquitectos
Ubicación
Cuernavaca, Morelos, MexicoArquitectos a cargo
AT103 Julio Amezcua y Francisco PardoEquipo de Diseño
Pepe Cortines, Elena Klinnert, Federico Collela, Jürgen Eisenhauer, Benjamin Mercado, Aarón Rivera, Tiberio Wallentin, Rodrigo Solé, Vania Torres, Elí Ambris, Leslie Águila, Carolina Yado, Sarai Cházaro, Rosa MedranoColaborador
Alejandro Hernández GálvezAño Proyecto
2014